Tengo un par de pizarras y mamparas de vidrio en la oficina de mi casa, al costado de mi lugar de lectura y en la habitación de invitados… pizarras por todo lado. Plumones de diferentes colores y borradores de pizarra en cada lugar.
Preparo algunos libros, libretas de notas y resaltadores la noche anterior.
A la mañana siguiente, me levanto a las 5:00 am. Preparo una taza de café, sin azúcar, pongo algo de música y me pongo a trabajar.
Esta es la rutina, el escenario, cuando necesito escribir un sermón, un artículo o una charla. Recuerdo que elegí esta hora cuando leí un libro de Robin Sharma que lleva por título, “El club de las 5 de la mañana” hace unos años. Desde entonces me uní al club…
Así es como me concentro.
No tienes que concentrarte de la misma manera que yo. Puede que las madrugadas no se lleven bien contigo. Pero necesitas concentrarte. El enfoque no ocurre por accidente.
Tres ideas importantes que ayudarán a mantenerse más enfocado hasta ahora:
Descubre su rutina y llévela a cabo.
Tenga claro el porqué de su actividad. Encuentre un propósito en ello.
Aleje distractores (personas, objetos, ruidos, etc.). Una vez que los identifique haga algo al respecto y no se sabotee a sí mismo.
Hasta el próximo lunes, recuerde, la disciplina es el regalo que se hace a sí mismo cada día.
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